Toda la energía que los otros consumen en la auto importancia, la obsesión, la competencia, el afán de aparentar y dominar, el apego y la aversión, toda esa energía el guerrero la re-orienta hacia la evolución consciente.”
1.- LA CONQUISTA SOBRE UNO MISMO Y LA CONSECUCIÓN DE LA LIBERTAD INTERNA ES EL PROPÓSITO ESENCIAL DEL GUERRERO ESPIRITUAL.
Le  proporciona así un especial significado a la existencia, que comienza a  contar y tener su propio peso específico de segundo en segundo, de  momento en momento.
 2.- PARA ALCANZAR LA LIBERTAD INTERIOR Y COMPLETAR LA CONQUISTA DE UNO MISMO Y LA EVOLUCIÓN CONSCIENTE.
El  guerrero espiritual instrumentaliza toda actividad, circunstancia y  situación para ser tocado por la Sabiduría. Así da la bienvenida a todo  lo que se presenta en su camino existencial, por doloroso que resulte.  Nada en sí mismo es un obstáculo si se convierte en soporte de  realización.
 3.- CULTIVA SU TEMPLE.
Es  a la vez recio y manso, controlado y fluido. No descuida la actitud de  coraje, enfrentando los miedos y temores. Aprecia la destreza y bruñe su  carácter de guerrero con la meditación, la verdadera motivación y la  apertura a la corriente de energía despierta. Aprende a navegar en el  nivel de lo cotidiano y en el supra  cotidiano.
4.- DESCONFIA DEL OCIO Y NO SE ENTREGA A LA INDOLENCIA.
Está  presto. Se adiestra. Siempre preparado para la auto conquista. Pero  jamás es rígido ni compulsivo. Jamás es más indulgente consigo mismo que  con los otros. Él es su propio desafío y su propio reto. La apatía no  tiene hueco en su ánimo. No cede a los achaques de la negligencia.  Preserva el filo del discernimiento y sabe que la Sabiduría se gana y no  se adquiere gratuitamente. Así no deja que su voluntad se agriete.
 5.- SI ALGO VALORA, POR ENCIMA DE TODO, EL GUERRERO ESPIRITUAL ES LA PAZ INTERIOR.
Nada  es superior a un destello de auténtica paz. Nada es comparable. Pero  esa paz es el resultado de una lucha sin tregua contra su propio ego. Se  gana con dolor y con tesón. Es el oasis al final del desierto. No es el  patrimonio de los débiles, y por eso aún en su propia debilidad,  encuentra fortaleza. No se permite pretextarse en su debilidad, sino que  al contrario incluso a la debilidad se le extrae la fuerza para  continuar caminando. Se obtiene ventaja incluso de lo más desventajoso.
 6.- EL ÁNIMO SIEMPRE VIVO.
El  ánimo renovado. Aunque las heridas sean profundas y largas como río, el  ánimo inquebrantable. Tal es el ánimo del guerrero. Del fracaso se hace  una enseñanza; de la derrota: una victoria; de la perdida, una lección  de ecuanimidad. Un ánimo vital, pero sosegado. Un ánimo que previene  contra las vacilaciones inútiles y que permite encarar las  circunstancias adversas de la existencia sin ansiedad. Un ánimo que se  mantiene incluso ante la muerte y permite reconciliarse con ella con  elegancia y lucidez. Ese es el ánimo que permite superar la angustia que  atenaza a todo ser humano ante las situaciones especialmente difíciles.  El guerrero espiritual procede como si esa angustia no se presentase…  aunque se presente.
 .7.- ES LA CONQUISTA DE UNO MISMO LA MÁS ELEVADA Y LA MÁS NOBLE.
Así  lo sabe el guerrero y así se sirve de todos sus recursos para irla  haciendo posible. Invoca a la Shakti (Madre Divina) haciendo uso de  todas sus potencias. Así es que el guerrero se abandona, pero no se  abandona. Del mismo modo que espera sin esperar. De igual forma que cree  en todo sin creer en nada. Es una paradoja viviente, porque la vida es  en sí mismo la gran paradoja por la que peregrinas. Asume, pero no  desfallece. Se emplea a fondo cuando es necesario: se retira a su  intimidad abismal cuando las circunstancias lo requieren. A veces es  asaltado por la inmensa soledad propia de todo guerrero. Pero esa es la  batalla que mejor sabe librar. Soledad sí, pero no desvalimiento. Hay un  sabor de plenitud e infinidad en la desenfrenada soledad del ser  humano. El guerrero se alimenta con ese sabor.
8.- EL GUERRERO ES UN EXPLOTADOR DE TODA POSIBILIDAD, DE TODA EXPERIENCIA, DE TODO ITINERARIO.
Su  curiosidad es muy viva, aunque no compulsiva. Todo lo mira, de todo  aprende, a todo le saca la inspiración. De ahí que nunca haya lugar para  el aburrimiento; mucho menos para la timidez o el ánimo timorato. En su  explorar consume mucha energía, pero debe aprender a renovarla. Sabe  acumular energías y hacer uso de todos sus recursos.
Cuando  se siente débil se conecta con la Fuente Primordial. De ella tomo su  fuerza, su coraje sereno, su intrepidez para penetrar en universos  vedados para el ser humano común. Él es instrumento de esa Fuente  Primordial. Es humilde pensando que solo es una mota en los vastos  universos. Pero se tonifica sintiendo que esa mota forma parte de la  unidad de la Fuente Primordial. Sabiéndose el instrumento de un poder  más alto, no se identifica con la acción ni mucho menos con los  resultados de la misma.
Pero procede  con destreza y hace lo mejor que puede en cualquier momento. Hace sin  hacer, participa sin participar. No se entrega a desconcertantes  aprensiones; no se deja desbordar por la inquietud. No se lamenta, no se  auto compadece. No abre los portones de la duda por la duda. Confía en  su energía de criatura viviente. Si sus fuerzas están al punto de  agotarse, se refugia en la cueva de su corazón y escucha la voz de la  Amada que le infunde nuevos ánimos. Recupera así el espíritu del  guerrero, que es su mayor tesoro, su más espléndida riqueza.
9.- EL GUERRERO ESPIRITUAL TOMA LA VIDA COMO UN MAESTRO.
Se  acepta en principio como es y desde esa aceptación comienza su sendero  de autodesarrollo, no al margen de la vida, sino en roce continuo con la  vida. Jamás acepta la injusticia, cultiva el sentido del servicio, hace  la paz interior para compartirla, permanece en conexión con la más  íntima realidad de iluminación y al tener que enfrentar las situaciones  ordinarias de la vida, lo hace desde la simplicidad que permite  aprender.
No gusta del artificio ni  de la presuntuosidad. Refina sus relaciones con los otros y consigo  mismo y apela a la bondad que reside dentro de sí mismo y de los demás.  Habla de corazón a corazón, y sabe que tiene en común con todos los  seres del mundo la Sabiduría que surge de la Fuente Primordial, de lo  Incondicionado e Inefable. Es el conocimiento que guía al guerrero  espiritual y que está en simiente en todos los seres.
10.- EL GUERRERO ESPIRITUAL APRECIA SU CUERPO, LO ATIENDE, LO DISPONE, LO PREPARA.
Sin  apego, sin obsesión. También cuida su mente, la cultiva con esmero.  Impone una dignidad a su carácter y examina su conducta. Mediante la  meditación recobra su armonía básica. La postura meditacional es símbolo  del talante del guerrero. Desde la Tierra quiere proyectarse hacia la  Totalidad. La meditación le permite potenciar su elemento vigílico,  poner en orden su mente, abrir su corazón, sincronizar todas sus  energías. Todos los guerreros espirituales se sirven de la meditación,  pero cada uno a su manera.
11.- LA INTREPIDEZ DEL GUERRERO ESPIRITUAL CONSISTE EN ABRIRSE, NO EN PARAPETARSE NI MUCHO MENOS ATRINCHERARSE.
Asume  ese riesgo y espera lo que ocurre sin dejarse tomar por frustraciones  del pasado o expectativas del futuro. Procede con precisión según las  circunstancias lo requieren. Es a la vez recio y manso. Vigila su  pensamiento y su conducta. Aprecia en grado sumo la relación humana.  Sabe que no hay peor enemigo que un ego que se desborda y que nada  debilita tanto como la infatuación y la auto importancia. Utiliza el  discernimiento para abrirse camino aún en la confusión; apela el  entendimiento que le proporciona la Enseñanza para arrojar luz a través  de la ofuscación. No ahoga jamás sus pasiones; las orienta. Aprovecha  todo momento para estimular el proceso del autoconocimiento.
12.- NO CREA RESISTENCIAS.
Está.  De nada sirve parchear ni perderse en componendas. Se enfrenta y asume  el riesgo de rodar por el campo de batalla. Pero sin resistencias, los  sucesos son tal como son y sin ser distorsionados por la alucinación del  pensamiento desordenado. El guerrero se adiestra en ver las cosas como  son, para extraerles toda su sabiduría. No deja que su psicología se  superponga a los acontecimientos y los falsee. Por eso no gusta de  escapismos, subterfugios, autoengaños. No es negando el mundo fenoménico  (samsara) que éste se supera, sino penetrándolo con la atención muy  despierta y ecuánime.
13.- NO HAY PEOR BRUMA QUE EL AUTOENGAÑO.
El  autoengaño adquiere caracteres de mayor gravedad en la senda del  guerrero, porque no hay que imaginar que se está caminando si no se está  avanzando ni una sola pulgada. La honestidad es el antídoto contra el  autoengaño.
Un guerrero espiritual  puede dejar de ser todo, menos honesto. Mejor es apartarse de la  Enseñanza que estar en al Enseñanza sin comprometerse rigurosamente con  ella. El guerrero espiritual desarrolla un gran sentido del humor, pero  no juega con la Enseñanza.
14.- EL GUERRERO ESPIRITUAL SE MIRA A SÍ MISMO SIN SUBTERFUGIOS.
Es  doloroso ponerse al descubierto, examinar las propias mezquindades,  miedos, actitudes egocéntricas, tendencias neurológicas. Abre su psiquis  en canal ante sí mismo. Se desgarra ante la propia visión de su  interioridad y ahí halla toda su fuerza para emerger hacia una dimensión  de veracidad. Se encara a todos sus fantasmas internos. No alivia ni  amortigua sus miedos. Los instrumentaliza. Pone fin a las componendas.  No se refugia en su torre de marfil psicológica, sino que emerge  rompiendo las corazas que lo aprisionan y ahogan. Mira su mente, sus  surcos repetitivos de consciencia, sin infinitos hábitos auto  protectores, su impresionante urdimbre de autoengaños sutilmente  tejidos.
Reconoce su enrarecida  atmósfera interna de miedos, resquemores, ansiedades, pretensiones  falaces y egoísmos. Porque es un guerrero se enfrenta con sus  deficiencias. No desfallece. No se conforma. Contempla la necesidad de  cambiar y comenzar a modificarse. Esa es su contienda. Conquistar el  mundo no es nada al lado de lo que representa la conquista de uno mismo.  Recurre al poder de la mente y al corazón. Aprende a pensar y dejar de  pensar; a amar y ser compasivo. Recurre a su intuición de buscador.
15.- EL GUERRERO ESPIRITUAL ALTERNA EN SÍ MISMO SENSIBILIDAD Y CORAJE.
Con  sensibilidad vive todas las situaciones; con coraje supera las  circunstancias adversas. Porque es un observador diligente, aprende de  cualquier circunstancia. Porque no se permite mantener su mente  embotada, sabe en todo momento cual es su meta y conque medios cuenta  para caminar hacia ella. Porque mantiene muy viva la motivación de  libertad interior, supera las fascinaciones de la vida cotidiana, acopia  fuerzas y sigue caminando hacia la Realización.
16.- EL GUERRERO ESPIRITUAL TRATA DE MANTENER SU MENTE LIMPIA.
Nada  de dogmas, ni de ideologías, ni de obsesiones. Todo ello le roba su  brillo, su fuerza, su talante. Nada de prejuicios ni adoctrinamientos.  Todo ello le roba su frescura, su destreza. Confía en la observación  penetrativa, más allá de filtros y acumulaciones. Sabe que el mejor  consejero es la misma armonía interior y la mejor lámpara la comprensión  lúcida. Se apoya en la disciplina y el esfuerzo no coercitivo ni  compulsivo.
17.- EL GUERRERO PONE LOS MEDIOS PARA GANAR UNA DIMENSIÓN DE CONSCIENCIA NO CONTAMINADA POR EL APEGO Y LA AVERSIÓN.
En  esa dimensión de consciencia no hay angustia y por tanto uno se puede  relacionar con la vida y con las otras criaturas desde la cordura que  proporciona la serenidad interior. Desde esta dimensión de consciencia,  que no se pierde en ensoñaciones ni obsesiones, es posible acoplarse a  la situación tal cual es y sacarle toda su inspiración y enseñanza.  Cuando se procede así, todo se torna un acto meditacional. Hay un  mensaje a cada instante y sobreviene una nueva espontaneidad que nada  tiene que ver con el instintivismo ni la mendicidad. Hay una refrescante  adaptabilidad. Se adentra uno con destreza en el laberinto de lo  fenoménico.
No hay aferramiento; no  hay resentimiento. Las cosas se viven con frescura, sin desgarramiento  interior. Se sufre, se goza, desde la ecuanimidad y confiando en la  propia energía y calidad de ser humano. Se es a pesar de todos los  condicionamientos; permanece uno conectado con su naturaleza real, a  pesar de todas las circunstancias. Cada situación adquiere relevancia,  más allá de la rutina y el aburrimiento.
18.- EL GUERRERO ESPIRITUAL VALORA MUCHO LA INTELIGENCIA PURA, NO LOS CONCEPTOS NI EL PENSAMIENTO ORDINARIO.
La  inteligencia pura es el arte de ver con claridad, de comprender con  lucidez, de penetrar los fenómenos tal cual son. Esa inteligencia da por  resultado el verdadero amor, el comportamiento honesto, la óptima  relación con nosotros mismos y con los demás. Esa inteligencia permite  que aflore una disciplina espontánea y natural, una mansedumbre no  fingida ni artificial, una fluidez contagiosa y saludable. Esa  inteligencia es la visión cabal, aquella que penetra y esclarece.
El  guerrero espiritual se ejercita en cualquier modo de meditación para  estimularla. Esa inteligencia pone el descubierto la realidad tal cual  es y permite desplazarse hacia lo incondicionado. Desmantela el ego,  disuelve el apego, quema los falsos ropajes y disfraces. Con esa  inteligencia, la mente no se cree sus propias proyecciones, no hay  posibilidad de infatuación, se deja confiar para siempre en la  agresividad o el afán de poder. Una inteligencia tal, purifica; hace la  actitud amorosa, pone armonía y orden dentro de uno mismo.
19.-  CUANDO EL GUERRERO SE SIENTE O SE SABE SOLO, SE CONECTA CON EL LINAJE  DE LOS GUERREROS ESPIRITUALES, SE SIENTE UNO DENTRO DEL CIRCULO INTERNO  DE LA HUMANIDAD, TOMA INSPIRACIÓN Y FORTALEZA DE AQUELLOS QUE SE  DESPERTARON Y REALIZARON SU HEROICIDAD ESPIRITUAL.
Entonces  el guerrero recobra su valentía, su intrepidez, hasta su osadía. Los  retrocesos en la búsqueda sólo son aparentes. La consistencia es lo que  cuenta.
Toda la energía que los otros  consumen en la auto importancia, la obsesión, la competencia, el afán  de aparentar y dominar, el apego y la aversión, toda esa energía el  guerrero la reorienta hacia la evolución consciente.
Ese  rico caudal de energía interior permite la conexión con la energía de  todos los seres vivientes y así nunca se agota, sino que se renueva e  intensifica. Ampliando la consciencia de todo lo que ésta a su alcance,  el guerrero descubre la afabilidad, el sentido de una brizna de hierba,  la plenitud de lo impersonal y no referencial, la lucidez de la vigilia  atenta y ecuánime, la sensación de libertad de la apertura sin barreras,  el sabor reconfortable de enfrentar los hechos como son, sin  subterfugios; el placer que proporciona la capacidad de explorar todo lo  fenoménico, sin dejarse contaminar, empañar o seducir por los fenómenos  y sin perder la conexión con el ángulo de quietud y cordura.
Aún  los acontecimientos más triviales le sirven al guerrero para retomar el  hilo de la consciencia. Al vaciarse de todo se llena de su propia  realidad existencial. Al no tener la compulsiva necesidad de demostrar  nada, todo sucede por sí mismo. Controla y fluye. Es de todos y de nadie  demasiado. Está sin estar. Desarrolla una visión plena, no fragmentada.  Confiando en su intuición primordial no necesita blindajes psíquicos.
Muchas  veces le asaltan los pensamientos neuróticos que forman las milenarias  memorias de todo ser humano, pero aprende a manejarse con ellos. La  meditación les capacita para no dejarse tomar y encarcelar por las  imágenes mentales.
20.- BUENA PARTE DEL SUFRIMIENTO ESTA EN LA MENTE.
Así  lo sabe el guerrero, y sabe que en la mente hay que resolverlo. De  tanto mirar el pasado y el futuro, el ser humano no se dispone  sagazmente para el presente. Habitando en la ofuscación e  insatisfactoriedad de la mente, no puede haber comunión ni con uno mismo  ni con los demás. El guerrero espiritual enfrenta su mente, se encara a  lo conceptual, enfrenta la compulsividad del pensamiento reactivo,  aplica la ecuanimidad a sus viejos impulsos, comprende que la mejor  defensa es no alimentar neuróticas autodefensas, se entrena en dinamitar  los fundamentos del ego: identificación con la forma, el nombre, la  imagen idealizada y la autoestima, la infatuación, los condicionamientos  y adoctrinamientos, las reacciones y hábitos mentales, y otros.
El  guerrero aprende a estar en sí mismo, desde la serenidad. Si no  aprendemos a estar con uno mismo, ¿dónde podremos ir que nos sintamos  bien? El guerrero espiritual se desnuda psicológicamente para ir más  allá del tardo de su psicología. Sabe que no hay proceso sin  sufrimiento, pero no genera sufrimiento sobre el sufrimiento. No cede a  las fantasías, construcciones y coleccionismos del ego. Sabe que para  ser hay que no ser.
21.- LAS DIFICULTADES SON LA OPORTUNIDAD DE ORO PARA EL GUERRERO ESPIRITUAL.
Le  estimulan a ser distinto, superar los temores, confiar en su energía  para relacionarse sabiamente con la situación, apelar a su resistencia,  paciencia y ecuanimidad. Las dificultades le entonan, le robustecen, le  evitan que el ánimo se enmohezca, le brindan la oportunidad de poner a  prueba si realmente está evolucionando.
22.- LA MENTE HACE CONFUSIÓN Y OFUSCACIÓN COMO LA HUMEDAD RECREA EL MUSGO.
Por  eso el guerrero espiritual entra en su mente para en ella resolver la  oscuridad y hacer la lucidez de la consciencia. Según la condición de la  mente, lo que a unos ata a otros libera. La actitud de la mente es  esencial. El guerrero la cuida como a una orquídea única e irrepetible.  Meditar es resolver los problemas en la mente y descubrir toda la sutil  estructura del ego para habitar más allá de sus reacciones y sus  paranoias.
Es el ego el que persigue y  huye. Es el ego el que se aferra a los logros y se frustra; se sacia y  se aburre. Pero cuando el guerrero se sitúa más allá de su ego y aprende  a estar, descubre la inmensidad sin orillas que todo lo penetra.
23.- EL GUERRERO ALIMENTA UN SENTIDO DE PROFUNDO RESPETO POR SI MISMO Y POR LOS DEMAS.
No  hay verdadero amor sin respeto. Respetar es no dañar, no exigir, no  obligar, no agredir ni siquiera en la forma más sutil. Respetar es no  manipular, no ser ladino, no servirse de artimañas ni subterfugios para  explotar material o psicológicamente a los otros.
Respeta  una piedra, una flor, un riachuelo o una criatura sintiente. Su actitud  de respeto exhala su fragancia incesantemente. Es por esa  inquebrantable actitud de respeto que el guerrero jamás se muestra  arrogante ni mezquino, ni se ampara en falaces remordimientos no  culpabilizaciones. Porque se respeta, es responsable y no se lamenta sin  sentido. Porque se respeta se compromete a modificarse y pone realmente  los medios para la mutación interior. El guerrero que no se respeta  está al margen del arte de la guerrería espiritual.
24.-  EL GUERRERO ESPIRITUAL MEDITA EN LA MUERTE COMO INEVITABLE, IMPREVISTA,  DEFINITIVA E IRREPARABLE, PORQUE ASI POTENCIA CADA SEGUNDO DE SU VIDA Y  LO PONE AL SERVICIO DE LA BUSQUEDA.
No  hay tiempo que perder. Inspirándose en el mensajero divino de la muerte  el guerrero fortalece su propósito, pule su actitud, no busca consuelos  inútiles ni se deja seducir por los fenómenos, no se pierde en  banalidades, cultiva una conducta adecuada, no enreda con mezquindades,  no cultiva emociones negativas, instrumentaliza todo para hallar el  Conocimiento liberador, mejora sus relaciones, no pierde su tiempo en  recuerdos o fantasías mecánicas, está siempre presto a la conquista de  si mismo, se cree ante la adversidad, fomenta sin tregua la atención y  estimula la consciencia. Sabe que cuando logre morir a sus  condicionamientos y a su ego, incluso el miedo a la muerte habrá  desaparecido.
25.- EL GUERRERO ESPIRITUAL DOMINA EL ARTE DEL MIRAR INAFECTADO.
Manteniéndose  en la energía del observador, desidentificado, es libre. Esa libertad  es su ganancia, es su logro, es su enjundia. En el mirar inafectado, en  el atestiguar desidentificado, no hay conflicto, no hay tensión. Sólo  hay la voluntad de ser. Esa energía del observador adquiere toda su  potencia cuando la mente aprende a silenciarse.
Si  cesa el charloteo de la mente y la atención se intensifica hasta su  límite, el guerrero alcanza con su visión más allá de esas apariencias  que a los otros detiene. En esa mente tan abismalmente silenciosa, tan  inmensamente atenta, brota una energía transpersonal que acrecienta la  consciencia y ensancha la comprensión. Lo inefable, lo incondicionado  toma al guerrero.
El fuego interior  se despliega y quema las impurezas de la mente, deflagrando los hábitos  coagulados y permitiendo que surja una implosión de comprensión que  proporciona un giro a la mente y una manera hasta entonces insospechada  de ver.
 Gracias!!   Sherieh Serrano Valdez
Gracias!!   Sherieh Serrano ValdezArticulo difundido por
 



 
 

 Hace  tiempo escribí la definición que don Juan Matus diera a Castaneda  acerca del Intento en el libro “El Conocimiento Silencioso”.
Hace  tiempo escribí la definición que don Juan Matus diera a Castaneda  acerca del Intento en el libro “El Conocimiento Silencioso”. 
